Un mes después de la primera, ayer participé en mi segunda carrera, también de 5 km, y volvió a ser una gran experiencia. Volví a quedar algo después de la mitad de la clasificación, pero lo importante son las sensaciones, y las de ayer fueron de nuevo bastante buenas: sin ahogos, sin dolores, y con la sensación de que aún podría haber aguantado algún kilómetro más.
Parece que el entrenamiento, aunque es escaso (unos 5 km, dos o tres veces por semana), va dando sus frutos. Además, he comprobado que, al participar en una carrera, la competitividad me lleva a resistir mejor el esfuerzo. Al fin y al cabo, todos sabemos que «lo importante es participar», pero lo mejor sin duda es ganar; y cada vez que adelantas a alguien en la carrera, parece que te da un impulso para seguir un poco más. No para ganar (mi aspiración sigue siendo quedar hacia la mitad), pero sí para sentir que superas tu límite. Que podrías quedarte al ritmo de esa persona, y no lo haces porque quieres darlo todo.
Ahora tengo que conseguir darlo todo también en los entrenamientos, cuando sólo somos mi ipod y yo. Necesito ir aguantando y alargando las rutas, para coger un buen fondo y conseguir de una vez que no se me acelere el pulso hasta niveles de taquicardia por estar 45 minutos trotando. Por el momento, en salidas de media hora ya lo tengo controlado… ¡Ahora a por la 10 k!